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Luis Miguel Villar Angulo

Maratón de una tesis doctoral

Maratón de una tesis doctoral.

Una tesis doctoral no es nunca una investigación deshabitada; no hay, en la universidad, un grado académico desamparado, y la investigación de tercer ciclo es una creación abrigada por una dirección académica. Una tesis doctoral es un maratón, una carrera de atletismo de larga distancia; un rodaje de cursos, publicaciones e investigación contenidos en un marco normativo cambiante.

Una tesis doctoral es una prueba que sitúa a un doctorando, como a otro Filípides que tuviera que recorrer los 42,192 kms. entre Maratón y Atenas, sorteando la orografía compleja de requisitos para la solicitud de aceptación a un programa o la realización de cursos y actividades de un programa en extinción para la defensa pública de un trabajo de investigación ante un tribunal.

Y es un maratón no solo porque posee una estructura científica el trabajo de investigación de acuerdo con tendencias departamentales, métodos y diseños de investigación, herramientas para la consecución de datos, técnicas de análisis de datos y niveles razonados de discusión de los hallazgos sino, sobre todo, por la obra de los hombres que le han dado un esqueleto administrativo enrevesado a los estudios de doctorado y unos nervios temporales a los plazos para el acceso a los estudios, traslados de expedientes, matrícula en los estudios, depósito del trabajo de investigación, aceptación de tribunales y defensa de las tesis doctorales.

Este tercer ciclo académico parece un servicio que mejora la accesibilidad a la investigación en determinados paradigmas, analiza las tendencias de investigación y sugiere áreas potenciales de investigación para explorar nueva rutas, como si los estudios de doctorado fueran un comisariado de carreras para una futura profesión o una contribución social reconocida.

Una tesis doctoral presentada por un estudiante extranjero o de otra universidad distinta de la que realizó los estudios previos representa un sobreesfuerzo administrativo para la legalización de la documentación, la lectura de la tesis en otro idioma, el tiempo para el traslado de expedientes, o la estancia en otra universidad del estudiante para obtener la Mención Internacional en el título de Doctor.

De la energía gastada para completar el proceso de culminación de una tesis doctoral dan testimonio cautelar los estudiantes de América latina y Caribe que representaron el 58,8% de los alumnos de doctorado en 2013, seguidos por los estudiantes de la Unión Europea (26,2%), y la más que laboriosa y respetable minoría que procede de Estados Unidos o Canadá (1,5%), según cifras del MECD.

Mientras que los datos del Ministerio no registran los abandonos de los estudios de doctorado, Tengberg (2015) reveló que estudiantes suecos de doctorado fallaban a la hora de completar sus estudios en el tiempo establecido por la pétrea normativa, en parte debido a problemas relacionados con la frágil investigación y con el propio proceso hueco y débil que era la supervisión (“reunirse con ellos – se refería a la opinión de los estudiantes sobre sus mentores – con muy poca frecuencia, o carecen de interés en sus temas de tesis”).

Esta situación de estudiante levemente encorvado, no se sabe si por la adivinación de lo que le espera o la experiencia de títere vivida por algún compañero, produce una atrición, un arrepentimiento que se manifiesta apenas iniciado el proceso de investigación por miedo a no saber o poder publicar un artículo en una revista indexada en el Journal Citation Reports (JCR).

Así pareció, como en un maratón riguroso, la cohorte de estudiantes que completó “todo menos la tesis” (en inglés, “all but dissertation”) y que representó aproximadamente un 60% de todos los candidatos doctorales estadounidenses (Kelley y Salisbury-Glennon, 2016).

Supervisión y aprendizaje autorregulado de una tesis doctoral

Es posible que los supervisores de tesis doctorales tengan mucha edad, hombros angostos y resguardados de otros servicios científicos y de gestión, como para reunirse con todos los estudiantes de doctorado que le han sido asignados voluntariamente o por compromiso en un programa.

Estirado el rostro, y con el cuello endurecido por un posible empleo fuera de la universidad y por una edad madura, la cohorte de edad de estudiantes entre 30 y 34 años representaba el 35,7% de los inscritos en los estudios de doctorado en nuestro país. Vestido demográficamente así un estudiante, el maratón de estudios de doctorado requiere periodos más abiertos de supervisión de trabajos, tiempos más flexibles para el alumnado y becas para la financiación individual del trabajo de investigación.

Uno de los elementos críticos de una tesis doctoral es el aprendizaje autorregulado del trabajo de investigación, o esa capacidad que tiene un estudiante para extraer de los objetos un relato de confianza científica. Y esa capacidad personal se articula enfatizando la motivación y el interés intrínseco de los individuos. La razón y la experiencia académica nos hace distinguir a los estudiantes que tienen valores intrínsecos por la tarea investigadora que están acometiendo porque aspiran a una transformación y mejora de su condición académica e incluso docente en un departamento.

Sin embargo, hay otros doctorandos que tienen voluntad de soñar en la colación del grado de doctor al margen de la baremación otorgada por la administración educativa; tablas o baremos que minusvaloran la titulación de doctor, como, por ejemplo, en la selección individual de candidatos de un curso de formación sobre el desarrollo de la función directiva que otorga de manera cicatera 0,5 puntos por tener un doctorado y otros 0,5 puntos por haber obtenido premio extraordinario de doctorado.

La navegación por las complejidades del proceso de los estudios de doctorado suscita, en cualquier docente y estudiante de tercer ciclo en este momento, una serie de adhesiones entre directores o mentores de tesis y sus estudiantes, como también repulsiones de los estudiantes ante los directores y consejeros asignados al azar, repudios de los tópicos de tesis facilitados por los directores o supervisores, rechazos al estilo de preparación del proyecto de trabajo o, en fin, a la defensa oral de la tesis.

Vestido de mayor para desafiar los retos inherentes al trabajo de investigación, un doctorando, corredor de fondo, sin tregua, se arma de paciencia para danzar con otros requisitos y trámites de gestión administrativa, dentro y fuera de la universidad.

Publicar mientras trabaja en una tesis doctoral

Los estudios de doctorado no se cursan desde un sillón, porque éste no es un sitio cómodo para investigar; son estudios que avivan la ansiedad, porque un doctorando es consciente de lo inadecuado de este proceso para contribuir a la literatura científica con la escritura prematura de un artículo por un novato que ha empezado a comprender los fundamentos teóricos vinculados a los temas de un programa.

Y, sin embargo, tiene que complacer las exigencias de una normativa ensayando un artículo con las inseguridades propias de quien desconoce todos los procesos subyacentes de una narrativa académica. Es un nuevo aire de investigación que los ahoga porque la flora de papel de las revistas científicas hay que correrla con barandales o fraternales o consanguíneos que ayuden a aceptar un manuscrito.

Tribunal de una tesis doctoral

El examen de una tesis doctoral es el control de un umbral académico de salida profesional importante. La experiencia previa de los miembros de un tribunal en el producto de investigación presentado y la afiliación local o nacional de cada uno de ellos influyen de manera significativa en la evaluación de la calidad de una tesis, incluso más que la relación de un doctorando con su director, al menos en Noruega.

La composición de un tribunal no es un asunto baladí, como tampoco lo es la defensa del trabajo de investigación, y en menor medida las calificaciones subjetivas otorgadas por los miembros individuales conforme a criterios predeterminados y enviados en sobres cerrados para la posterior apertura, publicación y difusión en otras comisiones.

Un doctor acepta con antelación formar parte de un tribunal y tiene acceso al curriculum vitae de un doctorando. Por eso es muy importante la localización y paradigma de investigación del examinador antes de que un director de tesis lo proponga a un consejo de departamento, y su posterior ratificación por una comisión de doctorado.

En este sentido, referimos ejemplos de estudios australianos sobre la composición de tribunales que reconocen el desconocimiento en el funcionamiento de la normativa de los estudios doctorales de la universidad anfitriona.

A partir de ese momento, el estatus del trabajo maratoniano de una tesis doctoral pasa de la aspereza del proceso a una ficha publicada en el limbo de la base de datos Teseo.

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Pedregoso recorrido de una tesis doctoral

LMVA & Lumivian

(Descargue el post como pdf: Maratón de una tesis doctoral)

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Luis Miguel Villar Angulo