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Luis Miguel Villar Angulo

RUEDAS DE BUENAS PRÁCTICAS

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RUEDAS DE BUENAS PRÁCTICAS. 

La expresión “buenas prácticas” apunta a una acción acreedora de cierta bondad: “El profesor activa el aprendizaje autónomo de los alumnos”. El enunciado “mala práctica” tiene la cualidad de malo o usa la maldad: “Desde un servicio universitario se amonesta públicamente a los alumnos repetidores”.

Se dice de una buena práctica que rueda cuando se desplaza hacia el futuro coronando una forma secreta de equilibrio (competencia de pensamiento global) o gira sobre su propio eje en una fatigosa manera de compensación del ser (competencia de liderazgo).

En esta entrada o post escribo sobre una o muchas ruedas de buenas prácticas en la enseñanza superior porque existen sucesiones de impulsos y bajadas en las mejoras instructivas o institucionales, floreos de responsabilidades transitorias en los cargos académicos y aturdimientos en el seguimiento institucional del control de la calidad universitaria.

¿Qué son ruedas de buenas prácticas?

Empecemos a partir de la imagen de una rueda. Una rueda de buenas prácticas es un conglomerado de compromisos institucionales y competencias personales, de poco espesor respecto a un proceso (aplicación de elementos de un proceso a la práctica), que puede girar sobre una disposición intelectual y volitiva de una unidad (suministrar información transparente y credibilidad de datos) o persona (emprendimiento) que sirve de eje de múltiples aplicaciones (trabajo en equipo, desarrollo de competencias) para la conducción de la calidad universitaria.

Las ruedas de buenas prácticas, como las agendas de cambio, ruedan y cuando lo hacen se transforman las personas y las instituciones. Son compromisos diminutos y vívidos instantes que hemos soportado en las reformas de las titulaciones; son pequeñas muertes. Ponemos fecha de extinción a algunas materias, grados o rotulaciones para dar a la vida universitaria un pulso más certero: después del incendio de las tesinas, crecen los trabajos fin de máster (TFM).

De los instantes que persisten en mi memoria, rescato uno sobre la reforma de la formación profesional e incluso universitaria que resuena como la mejor práctica de la rueda catalina, esa que tiene los dientes perspicaces y cruzados en la rueda y que movía el volante del aprendizaje combinando prácticas empresariales con estudios universitarios en el sistema educativo alemán. Excelente, por cierto, y que muchas veces hemos intentado imitar.

La progresión en el entrenamiento basado en competencias se infunde desde las materias de los grados universitarios, que es cuando se apresan los momentos de habilidad de un aprendiz. Avance competencial que es una sombra moviéndose por una asignatura o, mejor, una rueda de un molino que hace girar la buena práctica de una materia sobre la teoría de la misma para prensar el conocimiento.

Con la capacidad abierta para el asombro de la realidad, el practicum es una noria donde los estudiantes hacen calentamiento bajo la tutoría de un preparador o coach y luego buen tutor o mentor previo a una exposición de trabajos ante tribunales de TFM. Y más adelante, un estudiante hace ruedas de asignaturas durante un máster para terminar con un salto mortal hacia delante con la tesis doctoral.

Con el crecimiento en las matriculaciones de las instituciones universitarias, la movilidad estudiantil se ha incrementado y las necesidades profesionales de trabajar en equipo han aumentado. El número de estudiantes españoles en el extranjero fue de 28,640 en 2013, según la UNESCO. Como una rueda dentada de excelente práctica, el trabajo en equipo forma parte de un engranaje en el que todos los sujetos trabajan a punta de cohesión desde los hilvanes de las instituciones públicas y privadas con un profesorado de cualificaciones todavía irregularmente repartidas.

Las comisiones internas de garantía de la calidad de un grado sacan fotos de las titulaciones con el obturador de las mentes de profesores, estudiantes y personal de la administración y servicios que se registran en informes.

Esos informes o documentos contienen para un grado la misión y la planificación, el gobierno y la gestión, la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación del estudiante, los recursos de aprendizaje y la infraestructura, el perfil de los estudiantes y los servicios de apoyo que estos tienen, la investigación, la orientación y la extensión del conocimiento.

Las comisiones de grado actúan como un círculo de personas que en corrillo se reúnen para debatir ideas y formular un Código de Buenas Prácticas (CBP) para el mantenimiento de normas éticas, como son la transparencia informativa, la protección de la confidencialidad y la integridad y respeto a las personas.

Paralelamente, la ruleta del aseguramiento externo de la calidad de una titulación es un complejo tridentado: controla la calidad, provisiona de acreditación las titulaciones y el personal, y selecciona un propósito de mejora (precisión, accesibilidad y comparabilidad de datos, entre otros aspectos).

La independencia de los miembros de las comisiones es un principio regulador de las mismas, más que un ardid pirotécnico de calidad de forma circular que gira sobre las comisiones internas de los grados y másteres y despide luces de colores cuando emite los veredictos de evaluación o verificas de las titulaciones de la ANECA.

Todo este caudal de informes internos se pierde en el olvido y con el paso del tiempo lo transforma la memoria de nuevos inquilinos de claustros universitarios y consejos de facultad o departamentos, si la buena práctica de verificación no se convierte en una rueda de álabes que transforma en energía para un proyecto común de mejora continua la fuerza y caudal de credenciales de los evaluadores y de aprendizajes individuales de los miembros de una titulación.

Mientras, hay universidades a rueda, que siguen los estándares de otras para posicionarse en el ranking de universidades excelentes por su programa de estudios para graduados, para atraer estudiantes extranjeros o para conocer los mejores programas de enseñanza en línea.

Los estudiantes graduados de nuestro país expresan sus opiniones sobre las titulaciones universitarias y llenan de movimiento las conciencias de la clase política: cuando tres de cada 10 universitarios no ven útil su título, el silencio del paro ensordece el tiempo de espera, como si la rueda estuviera quieta y a la vez con ansia de movimiento, en particular, las carreras de Humanidades, como Antropología Social, Criminología o Filología Románica, que al final, más que ruedas son rodajas para el empleo.

Frente a lo dicho anteriormente, las ruedas de malas prácticas arrollan la calidad institucional cuando no se desarrollan medidas que prevengan la corrupción.

¿Qué son ruedas de malas prácticas?

Aquellas que producen corrupción en las personas (como el plagiarismo) y descomposición en el sistema universitario por la multiplicación de servicios, gabinetes y vicerrectorados para la toma de decisiones de cualquier asunto, que han hecho comulgar con ruedas de molino los créditos inútiles de ciertos grados y másteres.

También es una mala práctica la falsificación de la investigación o el uso indebido de la propiedad intelectual para obtener acreditaciones de transformación personal y espectacular como si un acreditado fuera la rueda de un pavo que despliega en abanico las plumas de la cola de sus méritos. Unos escriben y otros chupan rueda convirtiéndose en investigadores merced al trabajo de otros. Y así les va a unos en el proceso de acreditación del profesorado: sobre ruedas.

Corolario

El peso de las elecciones traerá una nueva mudanza política. Confío que se resbale la rueda de la fortuna y nos depare leyes y disposiciones de instantes desaturados de ruedas de buenas prácticas universitarias.

(Descargue este post como pdf: RUEDAS DE BUENAS PRÁCTICAS )

LMVA & lumivian

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Luis Miguel Villar Angulo