Tutores precarizados: estándares y recomendaciones
Las manifestaciones de profesores andaluces de Institutos de Educación Secundaria (IES) en contra de la supresión de emolumentos por la formación de los alumnos del Máster Universitario en Profesorado de Enseñanza Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas (MAES) convierten la modalidad de empleo de estos profesores en insegura: son tutores precarizados.
Los tutores precarizados cobraban entre 100 y 200 euros por alumno tutorizado durante el Prácticum en las distintas universidades (136,68 euros en el caso de Málaga, según noticia publicada en El Mundo, 01/02/2017).
Las prácticas externas del Módulo Prácticum se establecen en dos fases: la primera de 20 horas para el análisis y descripción del contexto, del centro y aula dónde se van a desarrollar las prácticas, y la segunda fase exige una presencia en el centro de 20 horas y otras 60 horas presenciales para el diseño y puesta en práctica de las actividades de intervención en el aula. El profesor tutor del centro fija el horario de las prácticas y recibe de los alumnos una memoria de prácticas.
Las 19 especialidades del MAES son: Economía, Empresa y Comercio, Dibujo, Imagen y Artes Plásticas, Hostelería y Turismo, Tecnología y Procesos Industriales, Ciencias Sociales, Formación y Orientación Laboral (FOL), Informática, Procesos Sanitarios, Lengua y Literatura, Lengua Extranjera, Física y Química, Ciencias Sociales (Filosofía), Matemáticas, Biología y Geología, Orientación Educativa, Educación Física, y Música. La Universidad de Sevilla oferta 16 especialidades.
El modelo de docente propuesto en el MAES se caracteriza por ser: (a) gestor en la construcción del conocimiento y facilitador de los aprendizajes de los estudiantes, (b) educador implicado en la formación integral del alumnado, (c) miembro de la comunidad educativa, y (d) profesional que reflexiona sobre su propia práctica, según reza en el folleto del título editado por la Universidad de Sevilla. Consecuentemente, el tutor precarizado contiene esas variantes del rol docente, además de otros moldes pedagógicos para desempeñar la función tutorial o mentora.
Imaginería para un tutor precarizado
El tutor precarizado es un profesor conocedor de la realidad de un centro educativo y apenas un formador de profesores reconocido cuando supervisa alumnos universitarios.
Primer relato
«Las aulas del centro educativo del tutor precarizado se situaban en emplazamientos urbanos de la periferia de la ciudad. En el proyecto educativo del centro se reconocía la diversidad cultural porque el barrio de reciente construcción había crecido por oleadas de inmigrantes de gente trabajadora del campo y de otros países que tenían variedad de oficios de la clase obrera: vigilantes nocturnos, guardianes de parques, basureros, policías, agentes comerciales y vendedores ambulantes, entre otros. La instrucción de las materias por el tutor precarizado era delicada: tenía un componente clínico, como el diagnóstico de una enfermedad hecha por un médico, y a la vez crítico porque juzgaba el aprendizaje de los estudiantes determinando cuando llegaban al estándar requerido. Cogía la pluma o el lápiz o el ratón del ordenador y escribía las programaciones con gran sentido de receptividad de los fenómenos culturales diversos de clase. Respondía bien a las diferencias culturales porque tenía como meta el rendimiento de los muchachos. En ese sentido, el tutor precarizado tenía competencia cultural e incluso una nueva moral que le había servido para replantear nuevos escenarios para la convivencia. Sus años de permanencia en el centro docente le había otorgado una alfabetización de la práctica que recorría por todas las letras del abecedario: aceptación, bondad, ciudadanía, delincuencia, generosidad, inclusión, multiculturalidad, resiliencia, etc. Durante el ejercicio de su cargo como tutor precarizado tuvo ocasión de seguir de cerca las observaciones y enseñanzas de alumnos universitarios en prácticas, y esos hechos eran comunes en otros colegas del mismo centro docente. Todo el claustro de profesores había delineado la responsabilidad como principio que reposaba sobre la profesión. Era un hábito institucional, como un traje ceñido, largo de cabeza a los pies, que no dejaba abertura alguna a la improvisación en el oficio de mejora de la profesión. Conocedores de los fenómenos de la inmersión cultural, y del recorrido que se produce cuando alguien se sumerge en el agua, sabían que los estudiantes universitarios debían transferir todo el currículo del MAES a la práctica del aula, y ese cambio de estado sin un andamiaje cognitivo los enredaba. La confusión se debía originariamente a los conflictos culturales que tenían los estudiantes universitarios con las ideas académicas y posturas estáticas de los proyectos educativos de los centros docentes que propugnaban aprendizajes centrados en la comunidad. Resultaba de una inusitada perspectiva captar el espíritu de la enseñanza universitaria y acoplarlo a las experiencias de las aulas de los centros docentes de variada diversidad cultural y lingüística. La construcción de la coherencia era una relación lógica entre dos ambientes, uno académico y otros escolar, que obligaban al alumno universitario a replantearse su discurso educativo».
Arquetipos para un tutor precarizado
Las 11 categorías siguientes de participación de un tutor precarizado en la formación de un alumno universitario del MAES sintetizan formas esquemáticas de actuación que no están reclamadas por la institución universitaria.
Segundo relato
“Llevaba el tutor precarizado tiempo esperando al alumno en formación cuando empezó la representación del espectáculo de la enseñanza. Primero sabía que tenía que guardar con entusiasmo la profesión de enseñante para que el estudiante universitario no entrara en ella con el ceño fruncido. Luego le pronunció unas palabras de bienvenida con el compromiso estratégico de que le ayudaría a modelar la práctica para que se acomodara a sus actitudes personales. Reconvino con humildad ante él cualquier forma de retroacción que perjudicara su progreso profesional. Por el contrario, lo auxiliaría en la manufactura de tácticas de enseñanza y estrategias de aprendizaje estimulando la reflexión de los actos pasados y las acciones presentes o proyectadas. No era fácil espigar el conocimiento práctico: había que ponerse la chaqueta de profesor instruido en el barrio para que el alumno en formación percibiera que la provisión de información del contexto del centro (ideología y costumbres) no le produciría contorsiones en la cabeza. El estudiante universitario se hallaba en estado de efervescencia: ante todo sentía necesidad de zambullirse en las explicaciones de las lecciones de clase que había preparado y el tutor precarizado le señalaba los acuerdos de claustro del centro docente y las resoluciones de los departamentos y equipos docentes. Las posibilidades en el terreno libresco eran muchas como también en el conocimiento de los demás miembros del centro docente. Por eso, le recomendaba que trabara amistad con otros miembros del centro docente, que saludara a los padres y que no se olvidara de observar a los muchachos en los recreos y en los pasillos. El tutor precarizado era un agente de socialización que lo introducía en los relatos y comidillas de cada muchacho del grupo clase. Contaba las historias de los chiquillos ensamblando los ambientes familiar y escolar para ofrecer una visión más certera del clima que cada uno vivía y de cómo el currículo del aula y la organización del centro docente tendrían que ofrecer cierta experimentalidad para la renovación de las percepciones de los muchachos. El tutor precarizado no dejada de ser un enseñante que ofrecía la base real de los relatos formativos: defendía lo práctico porque la práctica era un compendio de escenas verosímiles, con sus trasfondos morales y sus conflictos personales”.
Estándares para un tutor precarizado
Nuestras universidades no fijan de manera cerrada los estándares que deben reunir las prácticas para que de ellas se derive una eficaz formación y unos resultados estudiantiles exitosos. Pero algunas universidades de otros países negocian los estándares formativos con las autoridades políticas y con los centros docentes.
Someto a conjetura cuatro normas, como sí estas fueran un género híbrido que mezclara tradiciones de universidades proteccionistas y de otras que alimentan la desregulación pedagógica en un afán por evitar el conflicto entre instituciones universitarias y centros docentes:
Norma 1. La universidad debe seleccionar al tutor a tiempo completo del centro docente para cada alumno en formación.
Norma 2. El tutor del centro docente debe tener una experiencia docente acreditada en su especialidad y en el centro docente.
Norma 3. El tutor del centro docente acredita evaluaciones positivas de su enseñanza asociadas al impacto en el rendimiento de los estudiantes.
Norma 4. El tutor del centro docente acredita su preparación profesional como mentor de adultos, y competencias de investigación aplicada en el campo del desarrollo profesional docente (observación, retroacción, colaboración, etc.).
Sitúo al tutor precarizado en un escenario nuevo, heterogéneo, donde afloran las debilidades del currículo formativo del MAES que le otorga muchas horas formativas, sin que exista un proceso formativo acreditado y una asignación funcional añadida con un complemento salarial para el tutor precarizado.
Recomendaciones para un profesor tutor precarizado:
- Reducir los planes de prácticas en los centros docentes hasta que se resuelvan las normas 2, 3 y 4.
- Abandonar el rol trufado de tutor precarizado que las instituciones universitarias, las autoridades que encarnan el poder político autonómico y los representantes de los sindicatos mantienen del profesor ordinario de los centros docentes.
- Asignar presupuestariamente créditos para la desarrollo profesional y la función tutorial de los profesores ordinarios de los centros docentes.
En cualquier caso, las huelgas y manifestaciones de los tutores precarizados son la mejor interpretación del ritmo desacompasado en el acaecimiento de las cosas formativas del MAES.
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