Reclutamiento de cohortes universitarias.
La selectividad es, en el fondo, una fascinación humana por el reclutamiento de nuevas cohortes universitarias de estudiantes. La admisión en los saberes universitarios significa para un estudiante sumergirse en un ambiente grupal, sensible, de influencia magnética. Aprobar la selectividad es un éxito, una satisfacción, pero también es una ansiedad y un padecimiento.
El acceso a la cultura universitaria cambia con las legislaturas políticas y se hace temporalmente racional con los decretos ministeriales. Pero la entrada masiva de cohortes estudiantiles a la institución de los nuevos conocimientos disciplinares no despeja cuestiones específicas sobre el reclutamiento, la retención y el abandono de estudiantes antes de la admisión en un centro de educación superior o de la graduación universitaria, la deuda de los alumnos por los impagos de préstamos de estudio, el aprendizaje y la preparación como mano de obra cualificada, la calidad de los grados y las titulaciones, la relevancia de los créditos obligatorios y optativos de los grados, así como el coste total del diseño de la prueba de evaluación externa de Bachillerato.
La necesidad de tener datos disponibles para resolver esa tanda de preguntas sobre matriculaciones de estudiantes, rangos profesionales de grados y demandas de titulaciones, gastos y beneficios de las inversiones en Bachillerato, Formación Profesional (FP) y Universidad es el fruto de una sociedad que cuenta, agrega datos, genera y cruza tablas, y hace informes periódicos de sus resultados.
La planificación del acceso de los estudiantes a los centros universitarios en la que intervienen, entre otros agentes, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la CRUE-Universidades españolas, está llena de encuestas a sectores sociales y consultas previas a comunidades autónomas y agencias de calidad. Pero los datos no producen información posicionada sobre los múltiples programas eficientes y ambientes poderosos de aprendizaje formal e informal en Bachillerato, FP y Universidad, divididos todos ellos por una línea epistemológica imaginaria (conocimiento específico) que no cronológica (edad de los sujetos). Cada clima de centro o de campus conserva las circunstancias de su ethos, los eventos de sus programas de orientación y apoyo, las tradiciones culturales, las sugerencias teóricas y las influencias de las prácticas de aprendizaje.
Por eso resulta ingenuo preocuparse por el marco común de la prueba de evaluación externa o del mismo acceso a la Universidad desde la FP, como si el tanteo evaluativo del reclutamiento fuera un preludio razonable para la selección de estudiantes y no el fruto del olvido de preguntas importantes sobre los resultados de aprendizaje, la orientación, la financiación, las aproximaciones al aprendizaje y las equivalencias en la eficacia curricular de ambas etapas educativas, en su conjunto.
No se trata de que un estudiante atraviese el zaguán umbroso del primer año de experiencia universitaria, sino de encontrar la causa de la verdadera transformación del aprendizaje. Y no es solo la cuestión de elegir una titulación o prescindir de una calificación en una convocatoria tras el examen de selectividad; acuden a esta prueba los estudiantes porque es la única que proporciona andadura universitaria hasta que un egreso la culmina o un alumno cambia de sentido a una ruta académica de mejor titulación en la gestión del conocimiento.
La percepción de mérito estudiantil en Bachillerato y FP es cuestión de ejercicio. El ejercicio es un programa que disminuya los índices de abandono y aumente las matriculaciones, como el norteamericano Advancement Via Individual Determination (AVID), orientado a buscar la paridad educativa con los grupos étnicos y minoritarios más desfavorecidos. La manera en que un colegial comprende el merecimiento es comiendo la manzana antigua de la responsabilidad que despoje al alumnado de quimeras de abandono y que le deje un aviso penetrante de éxito futuro. El Bachillerato y la FP no son un páramo. Ni la Universidad la fuente. Cada etapa educativa acude con sus mediciones de resultados, sus programas, tecnologías y prácticas asistenciales para que las estadísticas informen la política educativa.
Curso de Pre-Determinación Universitaria (P-DU)
No concurre con la fase selectiva universitaria un estadio curricular intermedio, un Curso de Pre-Determinación Universitaria (P-DU) en la propia universidad, con módulos de distintas materias de campos científicos que oficiaran las veces de un currículo paralelo, comprometido con la autodirección personal, con la solución de conflictos afectivos y con la persistente transformación de estructuras conceptuales del alumnado.
Este Curso P-DU, alternativo a otro de primer curso universitario, mezclado de presencialidad y aprendizaje en línea, con requisitos y guía de orientación, sería riguroso en la amplitud de cualquier materia de desarrollo académico, pero de menor exigencia temporal para aquellos estudiantes maduros que por estar desempleados, con ocupaciones temporales o jubilados quieren cultivar su potente disposición de aprendizaje o remover su desesperación pequeña. Emergería en un portafolio de autobiografía personal con la íntima visión del aprendizaje y de la libertad de creación intelectual antes de que un estudiante cumpliera una edad (mayor de 25 años), para la que ya tiene otra puerta de admisión abierta.
Grupo Profesional de Amistad Crítica (GPAC)
Con esa voluntad de construcción y usabilidad del Curso P-DU, la constitución de un Grupo Profesional de Amistad Crítica (GPAC) se alzaría como una nueva razón de mejora de los resultados de aprendizaje de estudiantes que acceden a la cultura universitaria por una vía menos convencional. La creación curricular del Curso P-DU sería un nuevo argumento para la administración autonómica universitaria andaluza que tendría que reajustar las contrataciones indefinidas del profesorado asociado, a la luz de una decisión judicial firme. Los valores de igualdad y justicia social, la revisión de la preparación académica y pedagógica de los docentes asociados, la integración de docentes de Bachillerato y la inclusión de estudiantes desfavorecidos y con minusvalías en el Curso P-DU, exigirían una nueva relación del Bachillerato con las instituciones universitarias.
El Grupo Profesional de Amistad Crítica (GPAC) combina profesores asociados provenientes del sistema educativo (inspectores de Bachillerato, Catedráticos de Bachillerato) con profesores de Bachillerato con dedicación exclusiva que discutirían solidariamente la práctica profesional del emprendimiento, colaborarían empáticamente en la resolución de dilemas de aprendizaje de contenidos universitarios y transformarían colegiadamente las creencias, actitudes, opiniones y reacciones emotivas de los estudiantes en el Curso P-DU. Amistad crítica para analizar con fuerza cada situación y contexto, pero también amistad en la mentoría, orientación y apoyo en línea para fundamentar los cambios en la epistemología y conducta de los estudiantes.
Sin prescindir de la razón del GPAC y del éxito estudiantil en el Curso P-DU, y combinándolos, añado más cuestiones a completar para romper la ignorancia social y profesional de la institución universitaria: una métrica que analice la actuación estudiantil desde su entrada en el Bachillerato y la FP, que no se quiebre en la roca de la puerta universitaria, una acentuación de la eficacia y de la equidad en el acceso, progreso, compleción y costes de resultados.
Ese yacimiento de datos para el reclutamiento de cohortes universitarias de estudiantes no es avaricia de rico conocimiento de valores, creencias y supuestos sino desaire al oscurantismo experiencial en las políticas de planificación de la educación superior.
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